
¿Dos post tan seguidos significan que me estoy volviendo loca? No. Escribo tan seguido porque tengo más tiempo, y el hecho de no estar trabajando hace que mi cerebro digiera las cosas más rápido. La verdad me gustaría contarles los días siguientes de mis vacaciones, con lujo de detalles para que entendieran mejor lo que sigue a continuación, pero no lo haré. Si preguntan por qué, no tengo una respuesta exacta, quizás porque perdería la gracia.
En fin vamos al grano de todo esto. Estos días han estado cargados de una cosa llamada futuro. Hace muchos años, cuando soñar se me hacía más fácil, imaginarme que podría hacer mil cosas era creíble. Pasa el tiempo y te das cuenta que la vida que parece tan larga, en realidad se pasa en un parpadeo, y de las muchas cosas que quisiste hacer te tocará hacer algo muy complicado: escoger. Para algunos afortunados con un propósito en la vida eso suena muy fácil, pero para gente como yo: que quiso ser genetista, doctora, experta en inteligencia artificial, escritora o salvar al mundo de alguna forma… jeje, es un poco más… “complejo”.
Ya yo terminé lo que debía terminar, mi bachelor’s degree. En esa época los años pasaban más lentos, porque habían muchos principios y finales, pero cuando la universidad termina lo que sigue es una carretera abierta y recta sin paradas, sin curvas. Empiezas a trabajar, y pasan los años y si te quedas con eso, te das cuenta que pasaron 20 y tu apenas cerraste los ojos dos veces. ¿Y tus sueños? ¿Eres feliz? Y allí viene el asunto ese del propósito de la vida, de la razón que tiene cada quién para estar vivo.
Un amigo me decía que el no veía que la vida tuviese sentido si no se casaba y tenía hijos. Él está cansado de la soledad, y piensa que un hijo es lo único que es realmente tuyo, en quien puedes invertir, tu dinero, tus esperanzas… ¿estará en lo correcto? Si algo he aprendido también es que no hay cosas correctas o errores, simplemente hay caminos cada uno con su carga de consecuencias por haberlo elegido. La vida en esencia no es blanca o negra, es gris. Para mi amigo podría ser su verdad, su sentido, su camino. El mío yo todavía no lo encuentro. Aún quiero salvar al mundo de alguna forma, y quiero trabajar en una empresa de high-tech, tener una banda de rock y escribir un libro. Y estoy comenzando a aceptar que no podré tener todo, con suerte una de esas cosas. ¿Qué elegir?...
Ahora, que mis días 2 han estado plagados de otras cosas, que han llenado más el espacio que la primera. Love. Tengo que admitir que estoy totalmente eclipsada, que hace años no me sentía como me siento ahora. Hubo un tiempo (si, era yo muy soñadora, ¿o soy?) en que creía yo en “otras partes”. El mundo se ha encargado de enseñarme que las almas gemelas son todo un mito, y que el tipo de amor que yo soñaba vivir hace unos años es puramente ficción. Y pues, los acontecimientos de mi vida me hicieron crear un alto muro entre lo que sentía y el mundo al que me enfrentaba. Me obligué a anteponer siempre la razón sobre el sentimiento, y funcionó de muchas maneras. Por alguna razón que no logro adivinar aún, las veces en que fui de esa manera la pasé muy bien pero otros la pasaron mal (pensando egoístamente, las cosas salieron bien entonces). Y no sé tampoco porque si tú eres así con los chicos ellos se enamoran más fácilmente a que si tú los tratas bien, si eres la “pretty nice girl” que está pendiente, enamorada… Y sí, te diviertes… pero la soledad es tu única y verdadera compañera.
Todo fue así hasta que conocí al Señor A. He tenido que tragarme muchas de mis propias palabras, pero no cambiaría nada. ¿Qué si sufriré? Ya he llorado un poco, pero es parte del precio que hay que pagar por no ser de piedra. ¿Qué si durará mucho tiempo? Eso no lo sé, pero la incertidumbre es parte del paquete. Las relaciones humanas no son tan mecánicas como yo las he pintado siempre: tienen tantos matices como el espectro de luz, y son totalmente impredecibles. Y cuando es de verdad, ya tú piensas más en lo que puedes dar que en lo que vas a recibir.
Pues, algunas veces toca quitarse la armadura y romper la muralla. Y si te topaste con alguien que parece valer la pena, why not?
Entonces al final, enamorarse es como tirarse al vacío con los brazos abiertos: no se sabe si volarás o te estrellarás con el infinito, pero nadie te podrá quitar la sensación de sentir el aire rozando tu rostro, la adrenalina en las venas y la certeza de que estás vivo, aunque sea por un motivo que no entiendas.
Love… una sola palabra. Quizás la única que al final de todo tenga sentido… y no se trate de salvar al mundo entero, una sola persona de repente sea suficiente.
Dave Matthews Band – Too High
12:08 AM
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