domingo, 5 de febrero de 2012

Aquel que odia, es quien ha amado mucho

Aquel que odia, es quien ha amado mucho.  En eso pensaba yo hace unos días.  Hoy sin embargo me vino a la mente algo que cambia por completo lo pensado desde hace meses atrás.  Pero me iré por las ramas como siempre, antes de llegar al punto que deseo mostrar.
La belleza del mundo virtual es que aquí nadie me conoce (o al menos eso creo yo).  Puedo decir cosas que nunca diría si mis amigos y familia tuvieran la dirección.  Y es que una cosa es como nos vendemos ante el mundo y otra es la que somos dentro.  De una u otra forma todos tenemos secretos, eso es normal, pero otros se van peligrosamente al extremo y su imagen ante el mundo termina siendo una vil mentira, un fugaz reflejo de lo que son.
Como llevo mucho sin escribir es necesario hacer algunas aclaraciones: el 2011 fue un año muy difícil en todos los sentidos.  Los conflictos que venían formándose tiempo atrás hicieron “kaboom”, y las cosas que eran mis pilares se partieron en pedacitos.  No veía la hora que terminara en verdad.  
Muchos que no me conocen realmente, e incluso mis más cercanos amigos piensan que soy noble pero a la vez muy dura, de esas personas que jamás lloran.  Muy fuerte.  La verdad es que no lo soy.  La verdad es que luego de la gran tormenta no pude dormir sin asfixiarme durante mucho tiempo, no pude concentrarme en el trabajo, y respirar sin evocar una lágrima era un detalle.  Y sí, esto sonará trillado (y yo tiempo atrás hasta me burlaría), pero me dejó mi novio y el mundo se vino encima.  Yo no lo entendía hasta que me pasó.   Y es que uno se hace una imagen de la vida, tienes miles de sueños y te juras a ti mismo que pase lo que pase harás lo que sea por alcanzarlos, pero entonces vienes y te enamoras, y todo aquello pasa al segundo plano, aunque intelectualmente tu sabes que estás equivocándote. Cambias tus planes, empiezas a vislumbrar tu futuro con esa persona, ya te vez hasta de viejos, y de repente, todo se va al diablo y aquel holograma que tenía tiempo formándose en tu cabecita, se esfuma.
Y hubo mil y un señales, pero no las vi.
Regla No. 1: Cuando uno se enamora, va como caballo de paso con los ojos tapados caminando despacio al precipicio.
Podría contar los mil y un detalles que pasaron, lo miserables que pueden llegar a ser los seres humanos.  Cómo la verdad es lo último que se mira.  Lo peor es que cuando tú eres transparente, es cuando te toca un mentiroso.  Pero lo importante de todo esto es como todo esto me ha hecho replantearme mi concepto de lo que es el amor.
Yo siempre pensé que existía ese amor de "hay una persona en el mundo que está destinada a estar contigo", y no mather what, tú siempre amarás a esa persona.  Aunque te vayas 20 años huyendo a otro país, o te cases con alguien más.   Error… creo que este amor no existe.
¿Qué es el amor entonces?  Si me preguntabas hace unos días, luego del concepto inicial pensé que simplemente el amor no existe, y que las personas terminan por conveniencia con alguien.  Obviamente existe cariño, pero no ese amor omnipresente.  O sea, que no existe una persona predestinada para ti, sino que tú terminas con alguien que se ajusta a las circunstancias del momento.
Y hoy mientras manejaba, y escuchaba no sé qué canción me puse a pensar que el amor al igual que las cosas sencillas de la vida, está en esos detalles de los cuales no nos percatamos.  ¿Qué detalles?  Cosas simples, como pasarte una mano en la espalda y sonreírte para animarte cuando las cosas no estén tan bien, o dejar todo lo que estás haciendo para ir al lado de él o ella cuando está pasando un momento difícil.  Es aguantarse a sus papás si son de los necios, o preparar la cena cuando el otro está cansado.  Tú encuentras una pareja de verdad cuando esa persona se convierte en parte de tu vida, y no en un compromiso en su agenda.
Regla No. 2.  Aquel que odia, es quien ha amado mucho.
La otra idea brillante que tuve hoy es preguntarme si realmente amé a mi ex.  Yo decía que sí, estaba convencida.  Pero no estar con él ha sido como respirar aire puro de nuevo, cuando antes me asfixiaba.  Entonces hoy pensé que si me siento libre de nuevo, en paz, ¿de dónde viene la rabia, de dónde viene ese dolor profundo?  Y me dirijo entonces a mi orgullo herido, al hecho de que yo estaba dispuesta a darle mi vida, todo el amor, y él simplemente no me correspondió.   Todo lo oscuro, todo lo negativo viene de allí, al hecho de que me aguanté todo hasta el final, de que nunca tuve el coraje de decir hasta aquí llegamos.  Al hecho de que lo complací…
Recibí noticias suyas hace poco.  Pero yo sigo en mi silencio sepulcral pues nada tiene ya sentido.  Yo te amé, tu no, ¿para qué me buscas?   Ahora solo busco paz, y encontrarme conmigo misma.  Paz porque una parte de mi alma se envenenó.   Sé que es odiar ahora, y he perdido la fe en eso que es amor.  Como soy jodida y exigente tengo dudas de que pueda encontrar a alguien que cubra mis expectativas, y me rehúso a la idea de quedarme con mi “peor es nada”.  Así que me prometí  a mi misma no preocuparme más del tema y concentrarme en cosas más productivas como mi trabajo, la maestría, viajar, el gym, y mi larga lista de hobbies.   Y es muy difícil, pues por un lado siempre alguien me invita a salir (chicos que usualmente no los veo con interés romántico, o será que de nuevo, soy muy jodida y siempre pongo un pero), y por el otro los que sí me gustan me ven como yo veo a los que no me gustan: salir, divertirse, nada serio, un pasatiempo.   Ya una vez empecé así con alguien y terminé en tragedia, así que sería ilusa si  repito la historia.   ¿Será que puedo tener algo de paz?
Regla No. 3.  Nadie puede dar lo que no tiene.
Mi conclusión de todo esto es que en esta época de mi vida tengo que divertirme y trabajar duro.  No es para conseguirse o estar con una pareja.   Soy exigente, pero debo estar consciente que de aspirar a alguien así, él también será exigente conmigo.   Así que hay que pulirse, estar a la altura.   Y si de repente  tengo la mala suerte de no encontrar a nadie, al menos viviré bien y estaré haciendo cosas que me den paz y felicidad.¿Acaso la vida no se trata de eso?