miércoles, 14 de abril de 2010

Lo que el viento se llevó...

Ayer, mejor dicho, hoy en la madrugada estaba media insomniac, pongo la tele y empiezan a dar Gone With The Wind. Hace un tiempo la había visto, pero de segunda vuelta las cosas se analizan mejor. Vaya, entiendo porqué es tan aclamada. Es la historia de una chica bonita, rebelde, acostumbrada a tener a todos los hombres y al mundo entero a sus pies… exceptuando al único que le interesa por supuesto (ahhh… no pasa esto en la realidad verdad?). ¿El lugar y el tiempo? Estados Unidos, antes, durante y después de la Guerra Civil. Un periodo complicado que queda reflejado a grandes rasgos, porque aquí el tema es Scarlet O’ Hara y su relación con el aventurero Red Butler.

Pero bueno, ya me estoy hiendo por la parte de la crítica fílmica. En realidad lo que quería comentar es la sensación que me dejó la película. En la vida muchas veces tenemos lo que amamos a la vista, convivimos con ello, pero nos quejamos porque quizás no sale como esperamos… hasta el día en que nos hace falta… y peor aún si ese día se prolonga para siempre. Duele mucho saber que no apreciaste lo que tenías, cuando era lo que querías, solo que en ese instante era desconocido para ti. Pero, me pregunto entonces, ¿cómo distingues cuando estás en una situación por costumbre y compromiso, de otra en la que piensas que estás haciendo lo que debes pero en realidad es lo que amas? Creo que los enredé, ¿verdad?

Pues, regresemos a la película a ver si me explico mejor. Scarlet O’ Hara, como ya sabemos, es una mujer terca, inteligente y extremadamente bonita. Pero nada de eso le sirve para conquistar al hijo de otro terrateniente como ella: Ashley Wilkes, enamorado perdidamente de su prima Melanie Hamilton, con la que se termina casando. Menuda frustración para una mujer que puede tener al hombre que quisiera… Se pasa toda la vida enamorada de Ashley, persiguiéndolo de cierta forma, casándose con otros por compromiso, y estando allí para él siempre que él la necesite. En esas vueltas conoce a Red Butler, un tipo que no se parece en nada a Ashley, pero que tampoco tiene nada que ver con los hombres que siempre le hacen la venia a Scarlet. En cierta forma, él está pendiente de ella durante el transcurso de su vida, y le ayuda en muchas ocasiones, pero sigue viviendo su mundo. Hasta que un día, por supuesta conveniencia para ambos, terminan casados. Se parecen tanto el uno al otro, y son felices estando juntos, pero Scarlet siempre vive con la ilusión de Ashley, pensando que no existe amor más real y más grande que ese, y eso termina destruyendo su relación con Butler. Un día ella despierta y se da cuenta que ha vivido creyendo una mentira, que en realidad a quien amaba era a su esposo, lo demás era un cuento de hadas que se inventó hacía muchísimos años y terminó desvanecido en la realidad.

¿Ahora si me explico? Espero que hayan encontrado el punto. Uno cree muchas cosas durante su vida, pero solo el tiempo se encarga de darnos la razón o no. A mí me sucede algo similar a esto con mi carrera. Tengo una relación de amor-odio con ella, hay días en que la detesto, días en los cuales me envuelve la rutina y siento que desperdicio mi vida en algo que realmente no me llena. Pero también están los días en los que hago las cosas lo suficientemente bien para recibir elogios, o por lo menos complacencia propia al saber que estás haciendo algo bien. ¿Será la miel del triunfo pasajero, un engañoso ardid que me hace creer que lo que hago para vivir realmente me gusta? Es una excelente pregunta…una para la cual todavía no tengo respuesta. Ojalá logre encontrar una antes del final de mi vida, porque de algo de lo que si estoy segura es que el tiempo siempre termina develándonos aquello que es cierto.

Miércoles, 14 de abril 2010.
7:58 PM