miércoles, 2 de diciembre de 2009

Navidad, Navidad, Triste Navidad... Att: Yo, Grinch!


Si, así deberíamos rebautizar la canción según yo.  Como diría un amigo mexicano que tengo: ¡Qué mamada (esto de la navidad)!   Para mi esta época es sinónimo de tranque, gastos obligados (porque ni modo que me aparezca en la fiesta familiar sin un solo regalo), pasajes de avión para ir a casa, planeación del viaje, otros dirían libras de más pero a mí comer nunca me ha importado (porque para eso hago ejercicios), aunque este año me tendré que limitar en algunas cosas gracias a mi gastritis… en fin…  ¡Qué hartera!...  Ya escucho a la horda tirándome flechas por ser un grinch… pero vamos y les cuento…

Pues, no es que toda la vida he odiado la navidad.  Cuando estaba chica recuerdo que era una de mis fechas preferidas del año, resultaba toda una aventura ayudar a mi abue a armar el arbolito, luego el nacimiento, y por supuesto oir sus regaños cada vez que tomábamos una de sus “piezas de colección” como si fuesen hechas de plástico.  En esos tiempos adoraba arreglar la casa, hacerle la carta a Santa, ir a las jugueterías a ver que podía meterle a esa carta, hacer la cuenta regresiva para el 25… entonces pasaron los años y me convertí en lo que soy: una cosa verde que detesta la navidad.   Ja, y pensar que el 24 ni podía dormir de la emoción!… así que... no sé cómo llegué a este estado “ateísta navideño”.
Quizás es porque la navidad cae en mi “periódo número 7”, el destructivo.  Según  ***, todo se divide en periodos de siete, incluyendo por supuesto el año, un aproximado de 52 días para cada periodo, donde cada uno tiene una serie de “tendencias” favorables y desfavorables.   Más detalles ya están para otra entrada, pero el asunto es que en el número 7 es cuando se acaba todo, la peor época del año porque allí las cosas deben morir para renacer en el siguiente.   ¿Un absurdo?  Quizás, pero me hace gracia mencionarla.
Pues no sé, será que me da el síndrome de la depresión navideña, que según los sicoanalistas de hoy en día es bastante común por estas fechas.  Hoy salí a hacer unas vueltas y me topé con la gente haciendo su arbolito, adornando locales, y me recordó que para empezar, estoy lejos de mi casa, que adoro al chico con el que estoy pero nuestro futuro es muy incierto, que mi vida se ha convertido en la rutina que me juré hace años que no sería… en conclusión: por alguna razón, en estas épocas uno se siente más miserable que en el resto de las otras.  Y será por eso que no me gusta la navidad.  

También que la navidad se ha convertido en un negocio, igual que San Valentín o el día de la madre: no más que una maquinaria de mercadotecnia para tirar el dinero por la borda.   Algunos dirán que es bueno compartir y demostrar afecto, pero a ver, ¿por qué no demostrar afecto el resto de los días del año?  ¿Es que acaso hay que demostrar lo que se siente cuando la sociedad lo dicta? 
Ya para no aburrir más con esto, pues, la navidad es todo eso, es un artificio consumista, una conmemoración religiosa para quienes lo creen, y para mí, un par de días libres para regresar a casa, aunque una parte de mí se quede en esta ciudad.  Y refunfuñaré todo lo que quieran, porque me da mucha pereza ya hacer lo de los arreglos de la casa (de los que me salvo ahora que vivo lejos), me dan rabia los embotellamientos de tráfico desde la semana pasada, también la multitud a la hora de ir a un mall, los villancicos, pero al final, ¿qué carajos puedo hacer?  Si todos tienen el cerebro lavado con rojo y verde!  Así que ni modo, si no puedes con ellos a unírseles, porque eso sí, lo del pavo y el jamón no me lo pierdo por nada del mundo!

jueves, 5 de noviembre de 2009

Ser más de piedra que de huesos

Probablemente en unos días me retracte de algunas de las cosas que voy a escribir, pero en este momento no me importa, porque es preferible votar el veneno que atragantarse con él. Ustedes serán mi jurado, así que para que estén bien informados sepan que escribo esto estando en aquellos días en los que se supone que estamos más sensibles… donde más que suposición me convenzo al pasar el tiempo que es realidad. Si señores, las hormonas pueden nublar el juicio femenino. Así que tirémosle un vistazo a mi empantanado pensamiento.

Pues resulta que hace tiempo tengo una teoría dándome vueltas en la cabeza, y en días como hoy me convenzo más de ella: el amor, por lo menos como yo lo soñaba, no existe. Así de simple y sencillo. ¿Por qué? En resumidas cuentas también, porque todos pensamos diferente, así que va duro que alguien te ame exactamente como tú esperas que lo haga. Y es que cuando no es una cosa es otra: de repente te topas con alguien que si te amará como tu esperas, pero que no despierta en ti el mismo sentimiento; o el caso este donde te enamoras perdidamente, pero la otra persona no lo demuestra en la manera cómo tú esperas, así que igualemente: te jodiste. Quizás el problema de todo esto radica en que uno va creciendo con la estúpida idea de que la vida de uno tiene que ser como en The Notebook, o cualquier otra película hollywoodense: con un amor cuasi perfecto en donde el resto del mundo es el que se opone y es al que hay que vencer. Pero la vida real no es así señores, en la verdadera historia del día a día al resto del mundo le importa un comino de quien te enamores, el reto a vencer es entre dos solamente, acoplarte a la otra persona, dar un poco más de ti, de tu tiempo… cosas cotidianas que hacen realidad eso que llaman amor. Y es que amor no es decir te amo, o tener el mejor sexo del mundo, es estar con la otra persona cuando te necesita, cuando necesita ser escuchado o simplemente estar allí para compartir tu tiempo y tu persona con el otro u otra.  Así que ese amor tonto que nos han metido en la cabeza, en especial a nosotras las mujeres, es un jodido cuento que no hace más que elevar nuestras expectativas a lugares tan altos que ningún mortal podría cumplirlos. Y entonces viene la decepción…

Yo la verdad en mis 25 años recorridos, cada día más me convenzo de que ese amor no existe. Y el que existe es muy pero muy difícil de lograr. Porque cualquiera te puede decir que te ama, cualquiera puede asegurarte que estará contigo siempre, que puedes contar con él cuando lo necesitas, pero a la hora de la verdad no es capaz de apartar un poquito sus obligaciones para estar contigo. Y conste, que no digo renunciar a nada, es absurdo renunciar a nuestros sueños por estar con alguien más, me refiero a incluir a ese alguien, en hacerlo partícipe de tu vida. Para mi mala suerte, la persona que yo amo es mucho más egoísta que yo, o al menos eso me lo parece hoy.


La otra parte de mi teoría está dedicada para gente como yo. Como yo… puede ser difícil de explicar pero trataré. Crecí en una familia “seca”, o sea que no damos muestras tangibles de afecto (cero abrazos, palabras bonitas, etc). Eso no implica que no nos queramos, sólo significa que no lo expresamos. Hoy se me ha ocurrido pensar que muchos de mis problemas son debido a que nací en el tipo de familia equivocada. Yo necesitaba crecer con gente que expresara lo que siente, porque yo soy emocional, sumamente emocional (cosa que he descubierto con los años, porque toda la vida me han y me he recubierto por el racionalismo). ¿En qué resulté yo entonces? Pues, que me adapté a mi familia y me he tragado siempre todo lo que he sentido (frozen lady me decía un amigo), y llega un punto donde simplemente ya no puedes más con toda la carga emocional. Parezco fuerte, pero no lo soy. Y he tratado años de convertirme en eso que proyecto, pero no se puede… ¿por qué hacerlo, se preguntarán? Porque te evitas sufrir. ¿Si no sufres no se vive, no? Entonces me digo a mí misma que para qué sirve vivir si a veces el dolor es intolerable. ¿No es más lógico evitarse todo eso? Es lógico, pero tiene un precio llamado soledad. Un precio que creo que voy a estar dispuesta a pagar. No es que me volveré una ermitaña, no, simplemente creo que sería más fructífero para mí, no encariñarme con las personas... los amigos, los compañeros de trabajo, y especialmente, con los chicos con los que salgo, o con el que salgo.

De veras, hoy solo quiero poner fin a esta agonía que se produce cuando quieres a alguien de verdad y te hiere. En días como hoy me arrepiento de haber dejado de lado mi filosofía por sentir algo que me recordara que puedo sentir, o que estoy viva. En días como hoy me convenzo más de que hay que ser más de piedra que de huesos.

domingo, 18 de octubre de 2009

Los hombres no dicen que no

Hace unos días conversaba (por msn) con uno de los chicos que me gustaba hace un tiempo.  Larga historia que dejaré para otro día. Lo que me llamó la atención fue su teoría…  Hablábamos de “salir de cacería”, y yo le decía que para nosotras las mujeres puede resultar algo muy estimulante, interesante.  Digo, es cool que venga un chico y trate de conquistarte, pero también resulta muy emocionante (yo diría que más) que tu intentes hacerlo.  Tampoco es que vas a montarle la perseguidora al hombre, no somos iguales a ellos y no podemos hacerlo de la misma forma…   

 Mi amigo dice que nosotras las mujeres no podemos salir de cacería, a lo que yo obviamente le respondí con mil y un argumentos en contra hasta que él dijo algo que los derribó por completo: los hombres casi nunca dicen que no.  Si la mujer es bonita, inteligente… muy raro los que dicen que no.  Eso me ha recordado que precisamente ese es el percance de salir de cacería: nunca vas a saber si el chico sale contigo porque de verdad le gustaste o porque fuiste la que cayó en ese momento y se dijo a sí mismo Why not?   Si, ya veré yo que saltan más de cuatro y me dicen que ustedes son selectivos, que tampoco es con la primera que se les planta al frente (habría que preguntar para qué la quieren también) bla bla bla… pero seamos honestos, a menos que la mujer sea una neurótica o esté muy fea jmmm… hay, ustedes son tan difíciles…
Ahora, eso de que para qué quieren a la mujer es buen punto a discutir también.  Pues, suponte que no seas ni neurótica ni fea y te da por “salir de cacería”.  De repente el objeto de tus deseos te quiera bien, o quizás solamente te quiere para pasar el rato y ya.  Ahora, también falta a ver si tú lo quieres para pasar el rato o es algo más serio.  Todo es circunstancial, hay demasiadas variables que pueden cambiar, pero el punto en concreto de todo es que los hombre no dicen que no.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Dias 2: Una sola palabra


¿Dos post tan seguidos significan que me estoy volviendo loca? No. Escribo tan seguido porque tengo más tiempo, y el hecho de no estar trabajando hace que mi cerebro digiera las cosas más rápido. La verdad me gustaría contarles los días siguientes de mis vacaciones, con lujo de detalles para que entendieran mejor lo que sigue a continuación, pero no lo haré. Si preguntan por qué, no tengo una respuesta exacta, quizás porque perdería la gracia.

En fin vamos al grano de todo esto. Estos días han estado cargados de una cosa llamada futuro. Hace muchos años, cuando soñar se me hacía más fácil, imaginarme que podría hacer mil cosas era creíble. Pasa el tiempo y te das cuenta que la vida que parece tan larga, en realidad se pasa en un parpadeo, y de las muchas cosas que quisiste hacer te tocará hacer algo muy complicado: escoger. Para algunos afortunados con un propósito en la vida eso suena muy fácil, pero para gente como yo: que quiso ser genetista, doctora, experta en inteligencia artificial, escritora o salvar al mundo de alguna forma… jeje, es un poco más… “complejo”.

Ya yo terminé lo que debía terminar, mi bachelor’s degree. En esa época los años pasaban más lentos, porque habían muchos principios y finales, pero cuando la universidad termina lo que sigue es una carretera abierta y recta sin paradas, sin curvas. Empiezas a trabajar, y pasan los años y si te quedas con eso, te das cuenta que pasaron 20 y tu apenas cerraste los ojos dos veces. ¿Y tus sueños? ¿Eres feliz? Y allí viene el asunto ese del propósito de la vida, de la razón que tiene cada quién para estar vivo.

Un amigo me decía que el no veía que la vida tuviese sentido si no se casaba y tenía hijos. Él está cansado de la soledad, y piensa que un hijo es lo único que es realmente tuyo, en quien puedes invertir, tu dinero, tus esperanzas… ¿estará en lo correcto? Si algo he aprendido también es que no hay cosas correctas o errores, simplemente hay caminos cada uno con su carga de consecuencias por haberlo elegido. La vida en esencia no es blanca o negra, es gris. Para mi amigo podría ser su verdad, su sentido, su camino. El mío yo todavía no lo encuentro. Aún quiero salvar al mundo de alguna forma, y quiero trabajar en una empresa de high-tech, tener una banda de rock y escribir un libro. Y estoy comenzando a aceptar que no podré tener todo, con suerte una de esas cosas. ¿Qué elegir?...

Ahora, que mis días 2 han estado plagados de otras cosas, que han llenado más el espacio que la primera. Love. Tengo que admitir que estoy totalmente eclipsada, que hace años no me sentía como me siento ahora. Hubo un tiempo (si, era yo muy soñadora, ¿o soy?) en que creía yo en “otras partes”. El mundo se ha encargado de enseñarme que las almas gemelas son todo un mito, y que el tipo de amor que yo soñaba vivir hace unos años es puramente ficción. Y pues, los acontecimientos de mi vida me hicieron crear un alto muro entre lo que sentía y el mundo al que me enfrentaba. Me obligué a anteponer siempre la razón sobre el sentimiento, y funcionó de muchas maneras. Por alguna razón que no logro adivinar aún, las veces en que fui de esa manera la pasé muy bien pero otros la pasaron mal (pensando egoístamente, las cosas salieron bien entonces). Y no sé tampoco porque si tú eres así con los chicos ellos se enamoran más fácilmente a que si tú los tratas bien, si eres la “pretty nice girl” que está pendiente, enamorada… Y sí, te diviertes… pero la soledad es tu única y verdadera compañera.

Todo fue así hasta que conocí al Señor A. He tenido que tragarme muchas de mis propias palabras, pero no cambiaría nada. ¿Qué si sufriré? Ya he llorado un poco, pero es parte del precio que hay que pagar por no ser de piedra. ¿Qué si durará mucho tiempo? Eso no lo sé, pero la incertidumbre es parte del paquete. Las relaciones humanas no son tan mecánicas como yo las he pintado siempre: tienen tantos matices como el espectro de luz, y son totalmente impredecibles. Y cuando es de verdad, ya tú piensas más en lo que puedes dar que en lo que vas a recibir.

Pues, algunas veces toca quitarse la armadura y romper la muralla. Y si te topaste con alguien que parece valer la pena, why not?

Entonces al final, enamorarse es como tirarse al vacío con los brazos abiertos: no se sabe si volarás o te estrellarás con el infinito, pero nadie te podrá quitar la sensación de sentir el aire rozando tu rostro, la adrenalina en las venas y la certeza de que estás vivo, aunque sea por un motivo que no entiendas.

Love… una sola palabra. Quizás la única que al final de todo tenga sentido… y no se trate de salvar al mundo entero, una sola persona de repente sea suficiente.

Dave Matthews Band – Too High
12:08 AM

martes, 18 de agosto de 2009

Día 1: 2 preocupaciones, 1 fiesta


Vacaciones, ¡al fin! En realidad iba a comenzar diciendo otras cosas, pero creo que el principio de todo son mis vacaciones, tan queridas después de año y meses de trabajar sin parar. Tampoco es que son muchos días, a lo sumo una semana, pero igual, ya se necesitaban… estaba yo hecha toda una “work addict”, si yo adicta a mis 25 años, ¡que desgracia!

Para inaugurarlas salí de reventón con mis amigotes. Tampoco es que pude tomar mucho porque yo iba manejando, pero algo se hizo y pasé bien la noche. Ahora, la noche me dejó dos preocupaciones: la primera, que en una gran parte de la fiesta me sentí fuera de lugar. Si… como cuando estás sentado solo en el parque y ves al resto del mundo correr: niños jugando, papás detrás, perros ladrando… todo un mundo a tu alcance y a la vez lejos de ti, porque ellos están tan metidos en lo que están haciendo que percatarse de tu existencia es casi un milagro. Así estaba yo esa noche: observando a mis amigos saltar, gritar, beber y yo preguntándome que hacía allí. Muchas veces he pensando que soy un ser esencialmente antisocial… si he de mencionar cosas que de verdad me hacen feliz, tendría que empezar con salir a ejercitarme, leer, tocar la guitarra, y todo eso lo hago sola… ¿será que algunos nacimos para estar solos, viviendo en un mundo al que no pertenecemos? Supongo que igual que muchas cosas, solo el tiempo me dirá la respuesta.

Lo otro que me preocupa es uno de mis amigotes. Nosotros nos tenemos muchísima confianza, y nos conocemos de hace bastante. Pero también hemos tenido varias peleas, porque yo lo quiero mucho pero como mi amigo, y se lo he dicho de mil y un maneras y el insiste en quererme de otra forma. Después de casi un año y medio de estar alejados, hemos retomado la amistad nuevamente. Y yo creía que él estaba curado… y no es que haya hecho algo específico que me diga que no, pero es un presentimiento, una sensación que no me abandona… la forma como me mira, como me habla, me dice que no ha superado el asunto… pues nosotras las mujeres o somos muy receptivas o simplemente nos inventamos muchas estupideces que sólo ocurren en nuestra cabeza. Pero, pensando que mi estupidez fuese cierta, yo no voy a cambiar lo que siento así porque sí, a mi o me gustan a la primera o no me gustan… que lo de “darse una oportunidad” ya lo he escuchado mil veces, y suponiendo que yo no anduviera con el Señor A, mi amigo es mi amigo y punto, sólo eso. Los hombres debieran darse cuenta que sí, hay casos en los que insistir funciona, pero hay otros donde simplemente tienen que aceptar que es no y punto. Eso de “quedarse cerca, para quizás un día…”, come on! Lo que tienen que pasar pasará, por quedarse estancados con esa idea de la mujer espectacular inigualable pueden estar dejando pasar una gran oportunidad. Vale mencionar, que eso no es exclusividad de los hombres, a nosotras también nos pasa, y yo de hecho viví algo así hace muchos años, por eso digo lo que digo. Uno se enamora tanto de la otra persona que lo colocas en un pedestal, en el que ningún otro u otra puede igualarlo. Al final te caes y te estrellas, porque una cosa es que te quieran mucho como amigo, y la otra que te quieran como pareja.

Pero ya en resumen, por si las moscas y mi paranoia resulta cierta, creo que lo mejor que puedo hacer por mí querido amigo es ser su amiga pero limitar las confidencias que le hago. Del amor al odio hay un paso, y alguien que siente odio no es precisamente benevolente, y la venganza puede resultar demasiado atractiva.

Alanis Morissette – Would Not Come
8:53 PM

miércoles, 12 de agosto de 2009

Revenge, se escribe con sangre


No, no soy una persona rencorosa. Al menos no creo serlo. No me las voy a tirar de santurrona tampoco, pero puedo jactarme de decir que casi nunca he hecho las cosas con mala intención, como quien dice con ganas de joder al otro. Si he fregado a alguien ha sido por descuido, daño colateral, or something like that. Pero no porque quise. Hoy si tuve ganas de hacerlo, y muchas, porque me jodieron a mí.

Un error común que uno puede cometer es pensar que los demás piensan como uno. Y vaya que si es un error: te encierras en las cuatro paredes de tu cabeza y solo admites como posible aquello que se concibe dentro de ellas. Pero sabes qué: Hello!! Afuera hay un mundo, y miles de cuadros con ideas muy diferentes a la tuya dentro. Y créeme que a diferencia tuya, hay muchos que en lugar de encerrarse, merodean por las de los demás para ver cómo sacarle provecho.

Ahora que de donde viene todo este sermón: como dije al principio, me jodieron. Grité, maldije, y ¿saben qué? Eso no cambia las cosas… (al menos me sentí un poquito mejor jeje). Pero no, no las cambia. Lo que más me revienta es la palabrita que pasa como un banner por mi cabeza a cada rato: INGENUA. Eso es lo que más rabia me da. Que uno peca de ingenuo y por eso lo agarran de …. “tonto”, para no usar la otra que hace más acertada la frase.

Igual en el trabajo. No con todo el mundo se puede ser amable ni servicial porque te agarran de congo. Ay si, duele admitirlo pero muchas veces me he sentido así. Pero de los golpes es que se aprende, es igual cuando se entrena para una competencia: tienen que dolerte los músculos para saber que trabajaste, “no pain, no gain”.

Mi consuelo de todo esto es mi mamá. No es que mi madre sea una conga, al contrario, es la persona con más carácter que he conocido en mi vida, no muchos se atreven a retar a esa señora. Un día de estos le pregunté si cuando tenía mi edad ya poseía ese magnífico arte de saber cómo ubicar a todo el mundo. Y saben qué, la respuesta fue: “muchas veces me agarraron de conga, pero así aprendí”. Y yo solté un suspiro de alivio. Porque significa que sí, que algún día sabré lo suficiente del arte de tratar a los demás como para evitar errores como el que cometí.

Y pues, ¿venganza? Después de escribir esto como que mí enojo se ha disipado un poco. Mañana cuando ya mis emociones se hayan calmado, entonces veré si me conviene vengarme. ¿Justicia divina? Pues, yo estoy convencida de que sea divina o no, en esta vida todo se paga, y si no es en esta es en la otra. Aquí lo importante es decidir si uno quiere ser el verdugo. En esta ocasión, nada me sería más placentero que eso.

Jueves, 13 de agosto 2009.
12:22 AM

lunes, 20 de julio de 2009

Another day in hell

Si muriera hoy no me importaría mucho. Bueno, en realidad me importaría por las personas que me aprecian de alguna forma y a los que quizás le haría falta, como mi mamá para empezar. Tampoco es que creo que sean muchas.

He meditado mucho estos días, y al parecer mi cabeza seguirá haciéndolo. Irónicamente el dolor da cierto grado de claridad a las cosas. Por eso en Hollywood, siempre tienen que ocurrir un gran desastre para que las personas se den cuenta de que oh, tuvieron a su madre al lado y nunca le dijeron que la querían; o el chico ese de allá, si, aquel sin el que no puedes vivir pero que en el día a día no volteas a ver. Parece que los seres humanos necesitáramos ver las cosas perdidas para poder darles su verdadero peso. Ya al final… cuando no importa. Sólo en ese instante es que imploras una segunda oportunidad, un poco más de tiempo para hacer las cosas mejor. ¿De verdad eso funciona? ¿De verdad se puede cambiar?

Yo necesito creer que sí. Este fin de semana las cosas no han salido muy bien con el único hombre al que quiero mirar en este instante de mi vida. Y me ha hecho darme cuenta de los múltiples errores que he cometido con él. Y con los demás.

En realidad creo que esto es algo que lleva tiempo deambulando por mi mente. Es la sensación de que la vida es un desastre total, de que no estás haciendo lo que debieras (o más bien lo que quisieras), que se está pasando el tiempo mientras tú estás allí tan solo respirando, dejando que lo que te hace feliz se lo lleve el viento. Y en este momento se juntó todo en el punto de inflexión: o mandamos todo al demonio, o vemos la verdad cara a cara y hacemos algo al respecto.

Algunos de nosotros muchas veces nos plantamos en una alta cumbre en la que no vemos más que a nuestra altura, y se nos olvida que hay otros como tú. Y de tu día que tiene 24 horas, a veces no eres capaz de gastar cinco minutos para levantar el teléfono y preguntar ¿cómo estás?, porque te toma tiempo, porque estás ocupado.

Ja, ocupado. Esa es una palabra maravillosa. En mi trabajo conozco a alguien que siempre está ocupado cuando le pides algo. Y mi impresión de esa persona es que no es muy eficiente que digamos. Porque todos estamos ocupados, pero siempre se puede sacar un poco de tiempo para atender lo que te piden. Es cuestión de organización. Y el que me escucha probablemente pensará que yo soy la mujer más organizada del mundo. Siento decepcionarlos pero no, no lo soy. Al contrario, viéndome en el espejo en estos días creo que a veces soy como mi compañero… una razón más para romper la imagen reflejada.

Ocupada y egoísta. Pues, uno a veces se centra tanto en sus propios problemas, en matar sus propios demonios que te olvidas que la gente que quieres, la que siempre ha estado allí para ti, también tiene los suyos. Y cuando se quiere a alguien tú tienes que estar allí, más que tener, tu quieres estar allí.

Son muchas cosas. He malinterpretado todo y he dado a entender lo que no es. Y mi cabeza es un mar de ideas, pero estoy segura de una sola cosa: lo que siento por el Señor A.

Una de las peores sensaciones, que no le deseo a nadie, es cuando sientes que te esforzaste pero no diste el máximo por razones que al final carecían de validez. He querido ser más de piedra que de huesos en muchas ocasiones, y me he olvidado que sin las emociones la vida carece de sentido. Me he reprimido de hacer muchas cosas que quise hacer, simplemente por pensar que no era lo correcto. ¿Lo correcto para quién? ¿Para los demás?

Si algo he aprendido en estos días, es que sólo tú mismo puedes crear tu ética. Hay ciertas cosas genéricas, pero la sociedad condena muchas veces solamente porque es diferente al canon. Y así, la sociedad vive cargada de estigmas que estoy segura que si el mundo se acabara mañana, se esfumarían más rápido que el vapor.

He sentido que ya todo está perdido. Pero no puedo darme por vencida tan fácil. Tengo que exponer mis razones en un juicio, ya si el jurado dice que soy culpable, tendré que aceptar que pagué un alto precio por lo que he aprendido. Si pudiese tomar me echaría un buen par de martinis, para sentir que el dolor es menos, pero después de tirarme a morir unos días, al final tendré que salir del hueco para darle la cara al sol.

Y para el record: al final, después del trabajo, del dinero, de la rutina que llevas cada día para supuestamente cumplir tu misión en el universo, el amor es lo único que queda y lo único que importa. El amor de la persona que amas, de tu familia, de tu perro, de los amigos sinceros que a pesar de las heridas siguen allí.

Por eso el dolor de la ausencia, de la pérdida es terrible. Pero así mismo como puede destruirte, te puede hacer renacer de las cenizas, más fuerte. Hoy es lunes, y estoy segura que esta semana será un camino pedregoso que me hará sangrar el alma. Pero lo cruzaré con la cabeza en alto, con la fe de que no todo está perdido, con la actitud de la persona que sé que puedo ser.

Hay cosas por las que vale la pena luchar. Ojalá piensen como yo, sino de nada serviría.

9:59 pm

Just the silence in my dark room…

viernes, 29 de mayo de 2009

¿Optimista Ingenua?


Cuando era niña, recuerdo que odiaba contestar el teléfono; me invadía el pánico si tenía que hablar con alguien que no conocía. ¿Cómo le llamas a eso, timidez? No sé si sea el nombre más apropiado, pero eso era lo que sentía. Y evadía lo más que podía el tener que hablar con alguien para pedirle o preguntarle algo, fuera familia, conocidos de mi mamá… en fin… al final siempre me obligaban, supongo que en un intento de hacerme “desenvolver”, pero que va, igual me entraba la pena. ¿Ustedes recuerdan ese dicho de que “se pegaba a las faldas de la mamá”? Bueno, esa podría ser una explicación perfecta para mi actitud.

El asunto es que el tiempo pasó y hoy en día me toca llamar a gente que jamás he visto, como hoy que me tocó hablar con un encargado para que asistiera a personal mío que iba estar en su área realizando unos trabajos. Por eso salió a relucir todo este asunto.

Si se pone uno a pensar, a veces la realidad supera las expectativas, para bien o para mal. Hace unos años ni siquiera mi imaginación podría ubicarme en el lugar que me encuentro ahora. Tampoco crean que estoy como en “Princess Diaries”, en un trono o algo por el estilo (¡ojala!), simplemente las cosas han cambiado mucho en un periodo que para mi han sido como mil años, pero viéndolos objetivamente han sido unos pocos. Por eso hace un tiempo cuando alguien hablaba conmigo, y me contaba como creía que su vida sería igual en 5 o 10 años, un alguien con todos los planes para su vida medio frustrados (o por lo menos así lo creía él), no pude menos que pensar en lo inverosímil que me parecía su idea, creámoslo o no, las cosas siempre cambiarán. ¿Por qué no pensar que el futuro puede ser mejor de lo que hemos soñado, de lo que es nuestro día a día, a pesar de que los hechos a veces nos empujan a pensar que ese cambio es imposible? Será que soy muy joven aún y la vida no me ha terminado de ahogar, pero yo pienso en el futuro, y aún creo posible que en algún momento sea la feliz dueña de un apartamento en Central Park y un garaje como el de Lara Croft. Why not?

A veces me da un poco de miedo también, porque ya estoy en la parte esa donde tengo que elegir. Es imposible que pueda tener todo, o por lo menos no he encontrado la forma (un día lo creí posible, entonces me caí de la cama). Yo lo digo porque en mi vida quiero hacer muchas cosas, pero no tengo tiempo para realizarlas todas, ni energía. Hay que elegir un sueño y meterle todas las ganas del mundo para volverlo realidad. Uno, dos a lo sumo. Y todo es así eh, “elecciones”, mira por ejemplo, o estudio un post grado o un máster nada más por el gusto de saber, o estudio algo porque es bueno para mi carrera y quizás me dé mejores oportunidades. Escoger entre lo que debes o lo que quieres, ¿y si lo que debes es para lograr algo que quieres aún más? Ah, de seguro ya los enredé.

El punto es que ya me equivoqué una vez al pensar que podría hacerlo todo, ¿será que me estoy equivocando también, creyendo que puedo superar mis expectativas? Yo espero que no, porque entonces se me acaban las buenas razones para estar viva.

Alguien me contó una vez que en la vida hay cuatro cosas importantes, de las cuáles uno puede tener solamente tres, para mantener el equilibrio: familia, amigos, dinero y salud. ¿Cuáles elegirías tú? Yo prefiero seguir siendo la ingenua optimista de que se pueden tener las cuatro, hasta que la vida me demuestre lo contrario…

Garbage – The World is Not Enough

10:59 PM