jueves, 5 de noviembre de 2009

Ser más de piedra que de huesos

Probablemente en unos días me retracte de algunas de las cosas que voy a escribir, pero en este momento no me importa, porque es preferible votar el veneno que atragantarse con él. Ustedes serán mi jurado, así que para que estén bien informados sepan que escribo esto estando en aquellos días en los que se supone que estamos más sensibles… donde más que suposición me convenzo al pasar el tiempo que es realidad. Si señores, las hormonas pueden nublar el juicio femenino. Así que tirémosle un vistazo a mi empantanado pensamiento.

Pues resulta que hace tiempo tengo una teoría dándome vueltas en la cabeza, y en días como hoy me convenzo más de ella: el amor, por lo menos como yo lo soñaba, no existe. Así de simple y sencillo. ¿Por qué? En resumidas cuentas también, porque todos pensamos diferente, así que va duro que alguien te ame exactamente como tú esperas que lo haga. Y es que cuando no es una cosa es otra: de repente te topas con alguien que si te amará como tu esperas, pero que no despierta en ti el mismo sentimiento; o el caso este donde te enamoras perdidamente, pero la otra persona no lo demuestra en la manera cómo tú esperas, así que igualemente: te jodiste. Quizás el problema de todo esto radica en que uno va creciendo con la estúpida idea de que la vida de uno tiene que ser como en The Notebook, o cualquier otra película hollywoodense: con un amor cuasi perfecto en donde el resto del mundo es el que se opone y es al que hay que vencer. Pero la vida real no es así señores, en la verdadera historia del día a día al resto del mundo le importa un comino de quien te enamores, el reto a vencer es entre dos solamente, acoplarte a la otra persona, dar un poco más de ti, de tu tiempo… cosas cotidianas que hacen realidad eso que llaman amor. Y es que amor no es decir te amo, o tener el mejor sexo del mundo, es estar con la otra persona cuando te necesita, cuando necesita ser escuchado o simplemente estar allí para compartir tu tiempo y tu persona con el otro u otra.  Así que ese amor tonto que nos han metido en la cabeza, en especial a nosotras las mujeres, es un jodido cuento que no hace más que elevar nuestras expectativas a lugares tan altos que ningún mortal podría cumplirlos. Y entonces viene la decepción…

Yo la verdad en mis 25 años recorridos, cada día más me convenzo de que ese amor no existe. Y el que existe es muy pero muy difícil de lograr. Porque cualquiera te puede decir que te ama, cualquiera puede asegurarte que estará contigo siempre, que puedes contar con él cuando lo necesitas, pero a la hora de la verdad no es capaz de apartar un poquito sus obligaciones para estar contigo. Y conste, que no digo renunciar a nada, es absurdo renunciar a nuestros sueños por estar con alguien más, me refiero a incluir a ese alguien, en hacerlo partícipe de tu vida. Para mi mala suerte, la persona que yo amo es mucho más egoísta que yo, o al menos eso me lo parece hoy.


La otra parte de mi teoría está dedicada para gente como yo. Como yo… puede ser difícil de explicar pero trataré. Crecí en una familia “seca”, o sea que no damos muestras tangibles de afecto (cero abrazos, palabras bonitas, etc). Eso no implica que no nos queramos, sólo significa que no lo expresamos. Hoy se me ha ocurrido pensar que muchos de mis problemas son debido a que nací en el tipo de familia equivocada. Yo necesitaba crecer con gente que expresara lo que siente, porque yo soy emocional, sumamente emocional (cosa que he descubierto con los años, porque toda la vida me han y me he recubierto por el racionalismo). ¿En qué resulté yo entonces? Pues, que me adapté a mi familia y me he tragado siempre todo lo que he sentido (frozen lady me decía un amigo), y llega un punto donde simplemente ya no puedes más con toda la carga emocional. Parezco fuerte, pero no lo soy. Y he tratado años de convertirme en eso que proyecto, pero no se puede… ¿por qué hacerlo, se preguntarán? Porque te evitas sufrir. ¿Si no sufres no se vive, no? Entonces me digo a mí misma que para qué sirve vivir si a veces el dolor es intolerable. ¿No es más lógico evitarse todo eso? Es lógico, pero tiene un precio llamado soledad. Un precio que creo que voy a estar dispuesta a pagar. No es que me volveré una ermitaña, no, simplemente creo que sería más fructífero para mí, no encariñarme con las personas... los amigos, los compañeros de trabajo, y especialmente, con los chicos con los que salgo, o con el que salgo.

De veras, hoy solo quiero poner fin a esta agonía que se produce cuando quieres a alguien de verdad y te hiere. En días como hoy me arrepiento de haber dejado de lado mi filosofía por sentir algo que me recordara que puedo sentir, o que estoy viva. En días como hoy me convenzo más de que hay que ser más de piedra que de huesos.