
Vacaciones, ¡al fin! En realidad iba a comenzar diciendo otras cosas, pero creo que el principio de todo son mis vacaciones, tan queridas después de año y meses de trabajar sin parar. Tampoco es que son muchos días, a lo sumo una semana, pero igual, ya se necesitaban… estaba yo hecha toda una “work addict”, si yo adicta a mis 25 años, ¡que desgracia!
Para inaugurarlas salí de reventón con mis amigotes. Tampoco es que pude tomar mucho porque yo iba manejando, pero algo se hizo y pasé bien la noche. Ahora, la noche me dejó dos preocupaciones: la primera, que en una gran parte de la fiesta me sentí fuera de lugar. Si… como cuando estás sentado solo en el parque y ves al resto del mundo correr: niños jugando, papás detrás, perros ladrando… todo un mundo a tu alcance y a la vez lejos de ti, porque ellos están tan metidos en lo que están haciendo que percatarse de tu existencia es casi un milagro. Así estaba yo esa noche: observando a mis amigos saltar, gritar, beber y yo preguntándome que hacía allí. Muchas veces he pensando que soy un ser esencialmente antisocial… si he de mencionar cosas que de verdad me hacen feliz, tendría que empezar con salir a ejercitarme, leer, tocar la guitarra, y todo eso lo hago sola… ¿será que algunos nacimos para estar solos, viviendo en un mundo al que no pertenecemos? Supongo que igual que muchas cosas, solo el tiempo me dirá la respuesta.
Lo otro que me preocupa es uno de mis amigotes. Nosotros nos tenemos muchísima confianza, y nos conocemos de hace bastante. Pero también hemos tenido varias peleas, porque yo lo quiero mucho pero como mi amigo, y se lo he dicho de mil y un maneras y el insiste en quererme de otra forma. Después de casi un año y medio de estar alejados, hemos retomado la amistad nuevamente. Y yo creía que él estaba curado… y no es que haya hecho algo específico que me diga que no, pero es un presentimiento, una sensación que no me abandona… la forma como me mira, como me habla, me dice que no ha superado el asunto… pues nosotras las mujeres o somos muy receptivas o simplemente nos inventamos muchas estupideces que sólo ocurren en nuestra cabeza. Pero, pensando que mi estupidez fuese cierta, yo no voy a cambiar lo que siento así porque sí, a mi o me gustan a la primera o no me gustan… que lo de “darse una oportunidad” ya lo he escuchado mil veces, y suponiendo que yo no anduviera con el Señor A, mi amigo es mi amigo y punto, sólo eso. Los hombres debieran darse cuenta que sí, hay casos en los que insistir funciona, pero hay otros donde simplemente tienen que aceptar que es no y punto. Eso de “quedarse cerca, para quizás un día…”, come on! Lo que tienen que pasar pasará, por quedarse estancados con esa idea de la mujer espectacular inigualable pueden estar dejando pasar una gran oportunidad. Vale mencionar, que eso no es exclusividad de los hombres, a nosotras también nos pasa, y yo de hecho viví algo así hace muchos años, por eso digo lo que digo. Uno se enamora tanto de la otra persona que lo colocas en un pedestal, en el que ningún otro u otra puede igualarlo. Al final te caes y te estrellas, porque una cosa es que te quieran mucho como amigo, y la otra que te quieran como pareja.
Pero ya en resumen, por si las moscas y mi paranoia resulta cierta, creo que lo mejor que puedo hacer por mí querido amigo es ser su amiga pero limitar las confidencias que le hago. Del amor al odio hay un paso, y alguien que siente odio no es precisamente benevolente, y la venganza puede resultar demasiado atractiva.
Alanis Morissette – Would Not Come
8:53 PM
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