Siempre he pensado en la vida como un largo camino en el cual
transitas para aprender, mientras disfrutas del paisaje. Pero sin duda, el costo de aprender tiene un
precio, a veces alto, a veces bajo.. a veces aceptable y otras no tanto.
Hace unos días me hacía una pregunta y la vida me la ha respondido
de una forma no muy amable. A estas
alturas parece absurdo preguntar en qué punto debe comenzar el sexo en una
relación, en el caso en el que a ti realmente te interese la persona y no sea
una calentura del momento. Y la
respuesta es que… el sexo hay que retrasarlo hasta que tengas realmente una
conexión con la persona, hasta que la conozcas lo suficiente como para que te
importe y le tengas la confianza suficiente como para abrirte emocionalmente
con él o ella. Antes de eso, las
probabilidades de que termine bien son muy bajas. Incluyes el sexo en la ecuación y empiezas a
confundir las cosas. Y vale aclarar
también que “confundir las cosas” funciona distinto para hombres que para
mujeres. Considerando la sociedad en la
que vivimos, para el hombre se pierde la sensación de reto: capturas la presa y
termina la caza. Y si no lo pierde, probablemente te conviertas en un pedazo de
carne usado solamente para satisfacer un deseo físico. Para la mujer, generalizando por supuesto,
terminas esperando cierta respuesta emocional que la verdad va difícil recibir
de vuelta. Porque tu cometes el error de
pensar que la cercanía física es sinónimo de cercanía emocional o intelectual,
y no lo ves como lo que es: química, sexo, físico.
Por supuesto que hay excepciones a la regla. Está el caso que en la primera cita terminan
en la cama y es el inicio de algo duradero.
Pero puedo apostar lo que sea a que estos casos son los menos.
Respuesta sencilla, ¿no?
Respuesta que ya conocía. El asunto es que cuando se graba con sangre es
más fácil de recordar. Como todo… a las
malas siempre aprendemos. A veces me entristece el hecho de haber salido con
ciertos chicos que eran muy buenos, pero que por ciertos errores de mi parte,
mandaron todo al mundo del “hubiera”.
Desgraciadamente, sé que quizás esta no sea la última vez que me suceda
esto. Esos chicos buenos son como cartuchos que vas quemando, que una vez que
se usan una vez no se pueden usar de nuevo.
Después de ciertas cosas es muy difícil que una relación funcione y hay
que aprender a vivir con eso.
Y hay que llorar también. Dejar ir las cosas. Solo de esa manera
se puede volver a sonreír.
Hace unos días también discutía con un amigo el hecho de que uno
en la vida tiene que “diversificarse”.
Tienes que obtener satisfacción de cosas diversas y no centrar todo en
algo o en alguien: una pareja, un
trabajo, un hobbie. Cuando son varias
las fuentes de tu satisfacción, el día que una de esas cosas falla, las otras
funcionan como un soporte que te mantienen mientras el pilar que se cayó es
reparado. Pero si tienes solamente uno,
puedes esperar una caída estrepitosa de la cual levantarse es tardado y
doloroso.
Así que en resumen… es probable que esta noche y un par más me
permita soltar unas lágrimas en la soledad de mi habitación. He aprendido
también que llorar no me hace débil, al contrario, ayuda a lavar mi alma. Y
entonces dejaré a una persona atrás, a uno más, y seguiré adelante. Quizás es momento de que tome las riendas de
mi vida, y en lugar de invertir tanto tiempo y emociones en relaciones que
siempre terminan, lo use en invertir en mi propia vida y en tratar de
convertirme en la persona que deseo ver frente al espejo. Eso haré.
Good bye love. Welcome back
loneliness, I think you never left me.
Puedes obtener del sexo placer y satisfaccion. Porque tiene que ser cercanía emocional y intelectual? No te pribes, disfruta!
ResponderEliminarDisfrutar no es suficiente... ya no para mi.
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